“Somos aquí, ahora y aquí”
Más calaveras
Los shows en
reductos tienen una mística especial. Nos retrotraen a épocas de descubrimiento
musical; a esa cosa arqueológica de encontrarse con la novedad de la música
tocada en vivo. Sin grandes artilugios, pero con empuje necesario para sostener
la propuesta, es como se presentaban las bandas en nuestra adolescencia. Un
puñado de canciones, pocas pretensiones y un deseo irrefrenable por
exteriorizar el arte que nace en momentos de inspiración; la combinación
adecuada para conectar la misma con ese cacho de músculo que nos golpea en el
pecho.
Vienen a mi
mente esas noches en Cemento, Die Schule, El Sótano y el Teatro del Plata. Un
poco de nostalgia atravesada por el anacronismo de sentir hoy lo mismo.
Seguramente cada vez que recordamos un recital con la mirada perdida y una
inhalación profunda es el indicador de que esos momentos nos calaron hondo.
El ambiente
de Sureste Bar y la cálida noche reunieron un poco esa magia que mezcla tribus
y edades varias, junto con esa pintoresca fauna nocturna que adorna este tipo
de eventos. El show dio inicio pasadas las 00 hs. con Más Calaveras, la banda
de Adrián Vera, que contó entre sus filas a Martín Locarnini de Boas Teitas y
Los Andes en guitarra y coros. Ofrecieron un breve repaso de algunos temas de
“Desde el sol ardiente”, su disco debut, más el agregado de una serie de
atinadas versiones de “Born to lose” del gran Johnny Thunders, “Rockaway beach”
de The Ramones y “The last time” de los Rolling Stones pasado por el tamiz de
los Stiff Little Fingers. Algunos problemas técnicos atenuaron la intensidad
del show y precipitaron el final de la actuación que dejó con ganas a la
audiencia de escuchar más canciones de su excelente ópera prima.
Más Calaveras, en acción. |
Casi sin
pausa los locales de 114 Errores se colgaron los instrumentos ante un buen
número de seguidores que esperaban ansiosos sus canciones. La banda sonó muy
ajustada, dándose el lujo de acelerar los temas de su autoría y dotándolos de
una mayor intensidad para sorpresa de la audiencia. Pasearon por buena parte de
su discografía y lograron movilizar a la gente con poderosas versiones de “Mi Stalingrado”,
“Once Primaveras”, “Entre monólogos”, “Ya no” y una muy coreada “Todo y nada”.
El cierre estuvo a cargo de “24 horas” y los encontró despidiéndose de su gente
por un tiempo para dedicarse de lleno a la grabación de su próximo disco y
cumplir con presentaciones en Capital Federal en los próximos meses.
La fecha de
114 Errores junto a Más Calaveras fue esa especie de viaje en el tiempo. Un
montón de amigos, rebeldes e inconformistas copando un antro en la provincia de
Buenos Aires. Brazos en alto, vasos chocando, gargantas coreando y un montón de
sonrisas iluminadas con alguna lágrima perdida que entona aquello de que “todas
las tormentas son melodías”. Lejos de las pantallas y los carteles de neón;
fuera de las modas tan carentes de sentido: un buen show de punk rock, señores,
nada más y nada menos.
M.S
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