La lógica perversa de la bondad humana


"Cuando lo hipocresía comienza a ser de muy mala calidad, es hora de comenzar a decir la verdad."
Bertolt Bretch

“¿Por qué somos buenos con los demás?”. Esa fue la pregunta que dio inicio a una serie de disquisiciones acerca de un tema que es tan antiguo como la humanidad misma: la bondad humana y sus consecuencias.
¿Somos buenos porque naturalmente poseemos esa virtud? ¿O lo somos porque en el fondo esperamos que los demás lo sean con nosotros? Hay una especie de pacto moral en el cual no se puede obligar al otro a que se comporte como uno, pero esa moralidad es la que se pone en juego entre dos personas.
Cuando hacemos algo en pos del bien de alguien, es cuando se inicia este juego. Esa persona, aunque no quiera verlo o no quiera hacerse cargo, implícitamente tiene la obligación de comportarse del mismo modo cuando la necesidad sea inversa. Pero hete aquí que no todos son coherentes con esa obligación. Y como esa obligación no es penal sino moral, no hay forma alguna en la cual podamos obligar al otro a actuar como lo hicimos en su momento.
¿Qué sucede en ese momento? Excusas, argumentos vacíos, echarle la culpa a cualquier cosa con tal de no hacerse cargo de su falta. Frases como “yo soy así, discúlpame”, “no me gusta discutir” o “que vos actúes así no significa que yo tenga que actuar igual” nos dan la pauta de que en el fondo, el nexo de obligatoriedad parece funcionar solamente cuando la necesidad es propia.
¿Por qué la gente suele actuar así? ¿Incoherencia, conveniencia? Tal vez sea una mezcla de factores, o quizá sea simplemente una demostración de un excesivo egoísmo en el cual todos tienen que estar a su disposición. Pero esa disposición pareciera no afectarlos de un modo coercitivo: cuando la campana suena del otro lado, eligen homenajear a Poncio Pilatos y desaparecer haciendo mutis por el foro.
Entonces, ¿qué se hace con tanta bondad y buenas intenciones cuando el desencanto se apropia de la realidad? Ese es el punto, está en uno decidir si se sigue insistiendo por naturaleza con una virtud que no todos valoran, o desistir de intentar que los demás entiendan que las buenas acciones deben ser correspondidas del mismo modo. En todo caso, y lamentablemente, el peso de la decisión siempre recae en nosotros mismos y en nuestras conciencias. 


-Rodro Malamorte-    

Conmigo o sinmigo



No puedo vivir contigo o sin ti   -U2-

Actualmente se estima que el 0.3 por ciento de la población se identifica como transgénero. Esto equivale a 21 millones de personas que padecen Disforia de género, término técnico con el que se designa a las personas que creen o les parece que tienen una contradicción entre su identidad de género en contraposición al sexo anatómico de nacimiento.

A los 5 años, Tommy Gabel vio un concierto de Madonna en la televisión. “¡Ese soy yo!”, pensó para sí mismo, en estado de trance.: “Eso es lo que voy a ser cuando sea grande. Un montón de niñas quieren ser Madonna”. El problema fue que Tommy pensó esa magnífica idea casi sin darse cuenta de que tenía el cuerpo de un niño.
Pronto, Tommy empezó a revisar el armario de su madre. En su habitación edificaría fortalezas de almohadas las cuales lo cobijaban para probarse las medias de nylon de su mamá. Ya en la escuela primaria, comenzó a robar en tiendas de ropa de niñas. Alguna que otra película como El silencio de los inocentes, Ace Ventura y El juego de las lágrimas hablaban sobre la temática pero no representaba a las personas transexuales de una forma muy positiva. Un día cualquiera, a los 13 años, encuentra en una enciclopedia un artículo sobre Renée Richards, un profesor de tenis transgénero en los años 70 que nació como hombre pero que se sometió a una cirugía de reasignación de sexo para vivir como una mujer. Recuerda que el artículo contenía poca información, pero a partir de allí cualquier dato que encontrara era leído y vuelto a leer intentando encontrar una explicación plausible a lo que le sucedía. Una luz –aunque de dudosa esperanza- se encendió ante sus ojos.
Casi en simultáneo, Tommy comenzó a buscar consuelo en la música,  aprendió  a tocar  la guitarra, y junto a su mejor amigo descubrió bandas de punk como Sex Pistols y The Clash. "Los niños me llamaban maricón y me golpeaban. Me gustó que el punk era una música de oposición, en lugar de sólo aceptar la realidad que te muestran."
Durante la secundaria, salía con mujeres ya que siempre sintió atracción por ellas. Dejó la escuela  tempranamente para formar su única banda hasta la actualidad: Against Me! (“Contra mí”, toda una declaración de principios mirando la situación en retrospectiva), y comenzó a salir de gira durante  9 o 10 meses por año. Pero lamentablemente la música no podía ahogar los sentimientos, y a lo largo de sus composiciones fue dejando pistas profundas en letras de la banda, como en la canción “The ocean”:
"Si pudiera haber elegido, hubiera nacido mujer / Mi madre me dijo una vez que ella me habría llamado Laura / crecería hasta ser fuerte y hermosa como ella".
Nadie de su entorno cercano, ni los miembros de su banda prestaron atención ante estos desgarradores signos de sinceridad. Como el viejo refrán reza: “No hay peor ciego que el que no quiere ver”.
Años más tarde, ya plenamente decidido a vivir como hombre, Tommy conoció y se enamoró de Heather, una artista y diseñadora, con quien más tarde se casaría y tendrían una hija. El estrés de una experiencia decepcionante con un importante sello discográfico y el embarazo de su mujer pusieron a Tommy en una crisis emocional, recurriendo compulsivamente al uso de alcohol y drogas. "Estaba entumecida y no podía escribir, no podía funcionar… Las sensaciones fueron consumiéndome totalmente y sentía que no podría vivir más inmersa en una mentira". Dos años pasaron en un borrón de investigación y lectura de blogs secretos escritos por mujeres transexuales. Las cosas finalmente se hicieron evidentes. A los 31 años, Tom decidió decir adiós a Thomas Gabel y vivir de allí en más como Laura Jane Grace: con el nombre que su madre le hubiera puesto.
Lo que se transformó en Tom/Laura a partir de esta decisión quizá no sea lo importante. Podrá generar controversia o identificación, podrá convertirse en un modelo a seguir o en una figura de escarnio público. No obstante lo cual, al enfrentar sus demonios hizo valer el don más preciado que tenemos como seres humanos: la libertad de elegir cómo queremos vivir nuestras vidas. 


-Matt A. Hari-

Los Andes “Obras cumbres” o la quimera hecha canción.

Todo amante de la música sabe con certeza lo difícil que es escribir una buena canción. Y cuando me refiero a ello no solo hablo de pe...