El miedo es el asesino de la mente (y del cerebro) -I-

(Foto: Gastón Marin / https://www.flickr.com/photos/gmarin/)

Mi cerebro es la clave que define mi mente libre
Harry Houdini
El cambio es lo único que permanece en el tiempo, incondicional.
Ciro Pertusi


La relación entre la mente y el cerebro ha desquiciado a su vez la mente de muchos filósofos, físicos, neurólogos y neurofisiólogos. No es novedad que nuestra mente y cerebro están íntimamente ligados, que uno precede al otro y que plantean diferencias tópicas, estructurales y funcionales.  Una de las principales funciones del cerebro es promover la supervivencia. El dilema cerebro-mente se refiere estrictamente a la relación entre el cerebro y los diversos estados de conciencia, los cuales son susceptibles de ser explorados por ciencias varias. Lo que no se puede abarcar en su totalidad es la relación entre el cerebro y la cantidad de información acumulada en la cultura, ciencia y tecnología; ya que, después de todo, la información presente en cada individuo es única, subjetiva y variable.
Nuestro cerebro es un órgano biológico-físico de nuestro cuerpo que reside en la cabeza (en el cráneo) y se compone de unas mil millones de neuronas. Es allí donde todo el proceso del sistema nervioso central del cuerpo ocurre y donde se controlan todas las funciones del cuerpo, así como el procesamiento de toda la información que proviene de los cinco sentidos (visión, audición, olfato, gusto, tacto).  Funciona, análogamente,  como el procesador de una computadora y al igual que todos los órganos del cuerpo físico, su área y peso son medibles.  Es táctil y concreto
Por otra parte, la mente no tiene un límite de tamaño, así como tampoco un peso y un área específica. A decir verdad, no es un órgano físico, sino “etérico”.  No obstante, aunque no exista sin lo físico, no se reduce a él. Podríamos decir, a grades rasgos, que el cerebro se ocupa de la cantidad mientras que la mente de la calidad de la información.
Aunque debe haber algún límite físico relativo a cuánta memoria puede el cerebro almacenar, aún así, es extremadamente grande. No deberíamos preocuparnos por quedarnos sin espacio a lo largo de nuestra vida.
El cerebro humano está formado, como dijimos, por una cantidad exuberante de neuronas. Cada neurona crea unas 1.000 conexiones con otras neuronas, lo que asciende a más de un billón de conexiones. Si cada neurona sólo podría almacenar un solo recuerdo, la falta de espacio se convertiría en  un problema.  Transitaríamos nuestra existencia sólo con unos cuantos gigabytes de espacio de almacenamiento, similar al espacio de un iPod o de una unidad flash USB. Sin embargo, las neuronas logran combinarse de modo que cada una contribuye con muchos recuerdos a la vez, aumentando de manera exponencial la capacidad de almacenamiento del cerebro a algo más cercano a 2,5 petabytes (1 Pb= 1 millón de gigabytes). Por comparación, si su cerebro funcionara como un grabador de vídeo digital de un televisor, los 2,5 petabytes serían suficientes para almacenar tres millones de horas de programas de televisión. Esto equivaldría a decir, que tendríamos que dejar el televisor funcionando continuamente durante más de 300 años para agotar todo lo almacenado. Menudo experimento.
La capacidad de almacenamiento del cerebro para memorizar es un tanto difícil de calcular de manera exacta. En primer lugar, no sabemos cómo medir el tamaño de una memoria. En segundo lugar, ciertos recuerdos participan de más detalles -y por tanto ocupan más espacio-  y otros recuerdos se olvidan o reprimen, lo que equivaldría a la liberación de espacio. A su vez, también hay algunas clases de información que,  simplemente,  no es de utilidad recordar.
Esto representaría una buena noticia, porque nuestro cerebro se adapta  a medida que buscamos nuevas experiencias a lo largo de nuestra vida. Ahora bien,  si la vida humana se alargara de manera significativa en un futuro  ¿podríamos llenar nuestros cerebros? Si la complejidad de estímulos reales y virtuales se potenciara, ¿podremos retener y almacenar esa información de manera eficaz? Tampoco estamos seguros. Pero podríamos preguntarnos  de nuevo dentro de cien años.
Aquí es donde tiene particular peso el funcionamiento de la mente como optimizadora de las potencialidades del cerebro. Sabemos que necesitamos cambiar en ocasiones, para mejorar, para ser más felices, para tener una vida más plena. Pero nos resistimos a ese cambio, sin darnos cuenta de que, a pesar de todo, el cambio es constante. Aunque intentemos evitarlo, el cambio entrará en nuestra vida, y no hacer nada no evita nada. Sin embargo, iniciar el cambio desde nosotros mismos de manera voluntaria nos permite adaptarnos de una manera más consciente al mismo.
El problema al que muchas veces nos enfrentamos es a que los cambios llegan de manera inesperada y no nos gusta la nueva situación. Pero evitarlo no evita que ocurra.
Las cosas son como son, la vida viene como viene, y hay que adaptarse. Evidentemente, no es lo mismo cambiar de ciudad que perder el trabajo, o incluso perder a una persona clave. Pero, en cualquier caso, hay que buscar la manera de acomodarse, de cambiar el punto de vista, de acomodarse mentalmente a la nueva situación. Así, podremos hacer lo necesario para vivir esa nueva experiencia. Cada vez que haya que hacer cambios, estos traerán nuevos conocimientos y aprendizajes, que nos ayudarán a crecer como personas, aumentará nuestra  sabiduría y nuestra fuerza. Pero hay que dejar que ese cambio nos inunde para obtener un crecimiento acorde a nuestra potencialidad.
El descubrir  nuevas ideas, encontrar nuevas metas y desarrollar nuevos valores trae aparejada una plasticidad neuronal que habilita múltiples conexiones en un proceso de asimilación-adaptación que preparará el terreno fértil donde poder plasmar nuevos objetivos. Cuantos más cambios tengas que hacer en tu vida, por consiguiente, más fácil te resultará asumirlos. Como resultado, serás cada vez más flexible y cada vez te costará menos adaptarte y cambiar, lo cual será menos traumático.
Las cosas no mejoran por sí mismas si no cambiamos algo. Existe el riesgo de estar peor, sí, pero sigues teniendo la oportunidad de cambiar de nuevo, aprovechando lo aprendido de la experiencia. En cualquier caso, sin cambio no hay mejora. Como hay infinidad de procesos cerebrales y mentales que desconocemos, el no afrontar situaciones nuevas o diferentes hará que no podamos valorar adecuadamente nuestras capacidades, impidiendo así que nos familiaricemos con ellas.
La resistencia al cambio está motivada, entre otras cosas, por sentimientos de inseguridad y debilidad. Todos los cambios implican salir de la zona de confort, una zona que nos ofrece la falsa seguridad de que todo está bien. En el fondo, aferrarse a esta zona de confort es un síntoma de miedo.  Con seguridad alguna vez hemos escuchado el dicho popular “más vale malo conocido que  bueno por conocer”; Frase que nos da una idea de lo limitante que puede llegar a ser esta zona de confort y  de lo negativa que se hace la existencia si a lo único a lo que aspiramos es a no estar peor de lo que ya estamos.
El cambio es oportunidad, adaptación, novedad, flexibilidad, motivación, movimiento.
La pregunta es: ¿seremos dentro de 100 años igual que lo somos ahora?
Es probable que no, pero si no empezamos a cambiar y a mover las fichas del juego desde ahora quizá en cien años nos preguntemos lo mismo.


-Matt A. Hari-

Llueve (o el sentido de la tormenta)




Llueve y es una noche más en la ciudad. Noche de sábado, para ser exactos. Noche de fines de junio, perfecta para dormir mirando la lluvia. Pero, ¿y si la lluvia es interna? ¿Acaso ya se inventaron paraguas que protejan de eso? ¿Qué se hace cuando el vendaval arrecia dentro de nosotros mismos? No hay donde guarecerse, no hay lugar para esperar que la tormenta pare porque NOSOTROS somos parte de ella.

En verdad, y esto nunca nadie se detiene a pensarlo, toda tormenta se inicia por algo. Pero, ¿qué es más importante? ¿El inicio de la tormenta o el sentido que ella tiene en tu vida? ¿Quedarse maldiciendo a la lluvia o intentar encontrarle la parte positiva? La tormenta en sí no es otra cosa que el resultado de todo lo bueno y lo malo que hiciste en tu vida. No te asustes ni temas, que no es algo que no tenga que ver con vos sino todo lo contrario. Estamos hechos del material con que se hacen las tormentas, es nuestra esencia.

Lo malo sería escaparle, huir de ella por miedo o desconocimiento. Pensar que es algo ajeno a nosotros y a nuestro bienestar. ¿Bienestar? ¿Acaso quedarte en la zona de confort te beneficia en algo? Nada más conformista que eso, la sola idea de atarte a ideas preestablecidas debería sacudir tus entrañas…

La tormenta ya se desató en vos, sos quien decide si guarecerse ante ella o salir a la calle a disfrutar de la lluvia. De esta lluvia de junio, de esta noche de sábado en la cual la tormenta perfecta está a punto de chocarte para siempre. 


-Rodro Malamorte-

Luz y sombra






"Cerde lux percipiatur habeas intra"
  
Madre, dile a tus hijos que no sigan mi camino, dile a tus hijos que no escuchen mi palabra
(Glenn Danzig)

Dijo Carl Jung: Nadie se ilumina fantaseado figuras de luz, sino haciendo consciente su oscuridad. 

Dijo Marianne Williamson: Hasta que no hemos visto la oscuridad de alguien, no sabemos realmente quién es. 

Dijo Ferruccio Bussoni: La total oscuridad aún deja ver los contornos claros.

Un sabio dijo: Quise ser luz y olvide mi propia sombra.


Decimos nosotros: Lo que negamos nos somete y los que aceptamos nos transforma.


Matt A. Hari

Inevitable



El dolor es inevitable, el sufrimiento opcional.
Buda Gautama

Hay dos maneras seguras de llegar al desastre:
Una, pedir  lo imposible; otra, retrasar lo inevitable.
Francisco Cambó

Puedo sentirla. Está fría y desconocida, pero a la vez ardiente y prepotente. No la oí entrar, pero supongo que no pidió permiso. Su figura está aferrada a mí como una mordaza: me inmoviliza y me desespera. Sé que no tengo mucho tiempo, ella es de ésas que no les gusta esperar. Quiero gritar y no puedo. Quiero vivir más tiempo junto a ella, pero al hacerlo siento que muero. Está impávida, inmóvil, amenazante. En su cuerpo está la agonía y el dolor, pero no sé si me importa. Es insignificante y pequeña, pero posee una fuerza y determinación abrumadora. De seguro no escuchará mis ruegos ni mis intentos por desafiarla. Su cuerpo ya está dentro mío y no hay forma de retroceder el tiempo.
Nuestras humanidades se tocaron y, casi sin quererlo, yo heredé la peor parte. Me resulta familiar su rostro, como si el destino nos hubiera reunido de antemano. No es la incertidumbre de un deja vú, es una certeza que me domina completamente.
Me pregunto cuánto más podré seguir inmerso en este ensueño, mitad confuso mitad preciso, pero no por eso menos verídico. Por más que lo intente, no puedo sacarla de mi cabeza. Es inevitable.
Su presencia me infunde temor, dolor, nervios, angustia; pero a la vez me conforta, me tranquiliza y me da esperanza. Sin proponérselo, inyecta un crisol de imágenes en mi cabeza: mi infancia, mi adolescencia y mi adultez se fusionan con recuerdos confusos y desordenados. Sucesos cronológicos de mi vida se pelean por aparecer primero haciendo caso omiso a mi voluntad. Mi cuerpo se entumece al pensar en ella. Siento que desfallezco segundo a segundo.
Finalmente, puedo ordenar mis sensaciones. Incluso mis recuerdos. Unos instantes atrás parecía una tarea imposible pero lo único que necesitaba era tiempo. Tiempo para comprender cómo ella llegó hasta mí; tiempo para medir cuánto daño me había dejado ella a su paso. Tiempo y nada más que tiempo.
Después de todo, no se trata más que de la bala que apagará mis días.


Matt A. Hari

La ignorancia es una bendición (I)


-Nada es como parece.

Pearl Jam


Los anfitriones de la serie de televisión Bullshit! (NdE: “Basura” o “Tontería”), Penn & Teller, llevaron a cabo una prueba a ciegas comparando aguas. La prueba mostró que el 75 por ciento de los neoyorquinos prefiere el agua del grifo de la ciudad a las aguas embotelladas. Para contrastar esta información, los anfitriones del show realizaron otra prueba en un restaurante de moda del sur de California. Un “sommelier de agua” repartió menúes de agua con precios extravagantes a los clientes del lugar. Éstos no tenían idea de que todas las botellas de lujo estaban llenas de la misma agua proveniente de una manguera de la parte trasera del restaurante.

Los clientes estaban dispuestos a pagar hasta $ 7 una botella de "L'eau du Robinet" (en francés "agua del grifo"), "Agua de Culo" (Sic), y "Amazone" (presentada como un agua "filtrada naturalmente por el ecosistema selvático tropical brasileño"). Las botellas de lujo y nombres exóticos fueron evidencia suficiente para convencer a las papilas gustativas de los comensales que estaban experimentando un momento cercano al éxtasis.

Entonces, ¿por qué el sabor del agua embotellada tiene mejor sabor?

Simple. El agua tiene mejor sabor porque ESPERAMOS que tenga mejor sabor. Generalmente, cuando se participa en pruebas tradicionales (donde se puede observar los productos a testear) los catadores deciden previamente qué agua les gustará más antes de probarla. ¿Qué pasaría si vertimos el agua del grifo en diferentes botellas de marca, o vertimos una marca específica de agua en una botella de marca diferente, y luego preguntamos a una muestra de gente para que elijan su favorita?

Pese a utilizar diferentes pruebas de protocolo, los resultados serán siempre los mismos: la gente no puede decir cuál es el agua que están bebiendo. 

La ignorancia es, de vez en cuando, una bendición.


Matt A. Hari


(Link -en inglés-: https://www.youtube.com/watch?v=YFKT4jvN4OE)




¿Por qué parece tan difícil poder ser feliz?




Sí, yo también me lo pregunté muchas veces. Quizás te sucede como a mí que, la famosa “zona de confort” ya no es suficiente, sino que más bien resulta una “incómoda comodidad”. O quizás, sólo tenes esa sensación de que debe haber alguna manera de que se sienta mejor la vida. Por eso, vamos con un listado de cosas que pueden ayudar a ser un poco mejores cada día.

1 - Primero elige ser feliz, luego  piensa en cómo ser feliz.
Bonnie Ware trabajó en cuidados paliativos acompañando a pacientes a quiénes les quedaban pocos meses de vida. En este proceso logró concluir que el arrepentimiento que comúnmente manifestaban esas personas era: “Ojalá hubiese tenido el valor de vivir una vida propia, no la vida que otros esperaban de mi“.
La vida es una sola y demasiado corta para que esperemos ingenuamente ese momento perfecto en el cual creemos que la felicidad bajará de algún cielo e ingresará a nuestra vida en forma de dinero, oportunidad, persona, etc., y que simplemente con abrazar ese instante, juntaremos la fuerza para empezar a ser felices. No es así. La felicidad es un viaje mucho más largo que ese, más profundo, y más reconfortante por cierto. Es una decisión diaria ser feliz, y cómo cualquier otro hábito, requiere un compromiso constante para internalizarlo. Entonces, ten primero la INTENCIÓN, la predisposición para salir de tu zona de confort, para dejar viejas costumbres y pensamientos atrás, y ahora mismo empieza a realizar simples modificaciones, que irán aportando esa sensación de bienestar y plenitud, que te permitirán ser más feliz.
Es decir: deja de buscar la felicidad, y empezar a vivir la felicidad.
Un estudio realizado por June Gruber (psicóloga de Yale) sugiere que buscar constantemente cómo ser feliz puede generar angustia. Esto sucede cuando quienes la buscan, lo hacen pensando en que todo lo que se sugiere realizar para alcanzar la felicidad, DEBE de hecho hacerlos felices, y no saben lidiar con la frustración, si los resultados no aparecen en tiempo y forma. La verdad es que la felicidad no es producto de hacer una cosa, sino de un cambio en el estilo de vida, y no siempre se lo consigue por arte de magia.
Podes empezar ahora mismo realizando simples cambios como: perdona, deja ir, relájate (no puedes controlarlo todo), prioriza la paz y no siempre la razón (es mucho más saludable), redefine tus valores, sonríe un poco más, di gracias, no te presiones, come despacio y disfruta cada bocado, etc.

2 - Cambia el paradigma: el éxito no te hace ser más feliz.
Esto nos afecta a todos, porque es un paradigma que aún sigue instalado en la sociedad. La presión cultural y social al respecto, nos ha llevado a creer que un título, un rol, una posición en una empresa, un cheque gigante a fin de mes, un proyecto que funciona, es lo que nos da la felicidad. Pero: ¿qué seríamos nosotros entonces, si todo eso desaparece? En realidad, no está mal ni el cheque, ni la posición, ni el proyecto, lo que está errado es condicionar nuestra vida, y nuestra “felicidad” a eso, porque son cuestiones demasiado efímeras para que funcionen como único sostén de nuestra vida. Por eso, el camino hacia el éxito es completamente el inverso al que creemos, e inclusive se puede obtener mucho, pero mucho más de lo que imaginamos, si lo recorremos de esta manera.
Quién hace cosas para todos los días poder estar en paz, en plenitud y vivir momentos de felicidad, puede triunfar en el resto de los desafíos de la vida: en las relaciones, en el trabajo, en la familia, etc. Según un estudio realizado por Sonja Lyubomirsky, Ph.D., de la Universidad de California, cuando las personas se sienten felices tienden a ser optimistas, energéticos y a tener confianza en uno mismo, lo cual conlleva a que el resto encuentre a estas personas más agradables, sociables y confiables. Estos aspectos amplían las oportunidades para concretar un negocio, para cumplir objetivos exitosamente, crear o desarrollar nuevas cosas, inclusive para conocer a una pareja, hacer más amigos, etc.
Entonces para ser más feliz, intenta dejar esa ciega ambición, ya que el cheque llegará, el auto, y el status, también llegará, si primero encuentras la pasión, la plenitud en lo que eres y haces.

3 - Rodéate de gente positiva y feliz
La felicidad es como una linda enfermedad o virus que se propaga a nuestro alrededor. Estar con gente positiva, agradecida, entusiasta, nos contagia bienestar, y nos transmiten esa energía especial, que permite que el día rodeados de ellos, sea más placentero, reconfortante, e inclusive más productivo.
Un estudio realizado por BMJ Group concluye que la felicidad de la gente depende en gran medida de la felicidad de las personas con quién se conecta, pudiendo ser inclusive un fenómeno colectivo.
Por eso, es necesario saber elegir quiénes estarán a nuestro lado, ya que la influencia tanto positiva como negativa, es muy grande. ¿Acaso no resulta agotador estar cerca de personas que lo único que hacen es quejarse, o que cualquier cosa los pone tristes, o que sienten insatisfacción con su vida, transfiriendo esa frustración con actitudes poco pacientes, poco amables y egoístas? Estas personas, lamentablemente, no hacen más que tirarnos hacia atrás, porque pareciera que, para ellas nada es perfecto, ni demasiado bueno, ni demasiado lindo, ni demasiado justo, ni demasiado prometedor, ni demasiado seguro, etc.
Ya sea hacer un viaje, empezar un proyecto, iniciar una relación, armar una fiesta, o elegir un restaurant para ir a cenar, todo se vuelve demasiado complicado y el día pareciera estar lleno de trabas. Estas cosas no nos ayudan a crecer, a avanzar, en síntesis, no aporta en nada en la vida de alguien que busca como ser feliz. El agua que no fluye libremente, al estancarse se pone fea, así también sucede con la energía que nos rodea, con las situaciones que se nos presentan.
Tampoco sirve estar con personas negadoras de la realidad, de los problemas, de las piedras que todo camino tiene, ya que la vida está llena de cosas buenas y malas, pero lo importante es cómo nos enfrentamos a esas circunstancias. Las personas positivas y optimistas, no niegan los problemas, ni una realidad poco placentera, sino que tienen la suficiente seguridad personal, amor propio, para saber que pueden cambiar el curso de las cosas, y transformar un momento triste, doloroso, o un fracaso, en una experiencia que nos hará más sabios, o fuertes para seguir avanzando.

4 - Vive el ahora
Un estudio publicado indica que las personas pasan divagando un 47% de su tiempo, lo cual implica una constante ausencia del presente, de las decisiones que tomamos, de los momentos memorables… y luego nos preguntamos ¿cómo fue que llegó navidad tan rápido? ¿Cómo fue que todo esto sucedió este año?
Uno de los factores más relevantes para la felicidad es estar enfocado en el hoy, abrazar el momento presente, tener conciencia de lo que nos rodea, y de cada sensación que vamos atravesando ahora, ya, en este instante. El pasado no está, ya no cuentas con el ayer, menos aún con el futuro. Lo que tenemos es el presente, y es lo que debemos aprender a vivir. Si uno piensa esto dos o tres veces, suena hasta de poco sentido común querer experimentar o vivir algo que ya no está, o inclusive fantasear o preocuparse por cosas que ni siquiera aún han ocurrido, pero es así como, aparentemente, se nos pasa la vida. Por eso la nostalgia pesa tanto, por eso tantos arrepentimientos, tantos miedos sin sentido…
¿Por qué seremos tan insensatos y nos privamos del hoy?
Hoy tienes salud, ahora estas tomando un café caliente, riquísimo, ahora estas abrigado, ahora el sol da en tu cara y puedes respirar, ahora tienes una pareja que te acompaña, una amiga que te llama, un jefe que te alienta, hoy es hoy. ¿Mañana tendremos esas cosas aún? Y… no sabemos, pero con certeza, vivir pensando en el pasado, o preocupados por el futuro, nos sacan de la vida que tenemos hoy, que es quizás la vida que nos puede hacer feliz, pero con tanto ruido, no podemos darnos cuenta.

5 - Realiza una actividad física.
Realizar alguna actividad física en el día, cambia el día. Si estabas cansado, estarás con más energía, si estabas preocupado, estarás menos tenso, si no te gustaba tu cuerpo, te gustará más. Inclusive, si sufrías de insomnio, podrás relajarte y conseguir el sueño, lo cual nos permite además tener mejor humor, estar más lúcidos y focalizados.
Hacer ejercicios también funciona de manera muy poderosa para calmar trastornos de ansiedad. Un estudio realizado por Daniel Lenders, de la Universidad Estatal de Arizona, indica que ejercitar funciona mejor que la relajación, que la meditación y música terapia, para episodios de ansiedad.
Así mismo, se realizó un estudio a través del cual se comprobó que aún sin perder peso, a las personas que se le había asignado una rutina de ejercicios de 6×40 minutos, luego del mismo tenían una mejor percepción de su cuerpo, en comparación con el grupo que se le asignó una actividad de lectura.
Los beneficios de la actividad física, trascienden todo lo relativos al cuerpo. Un estudio comprobó que aquellas personas con trastornos depresivos, a quiénes se le había suprimido todo tipo de droga y en su reemplazo realizaban distintas rutinas de actividad física, mostraban altos índices de recuperación, y lo más importante, bajos índices de recaída en comparación con aquellos que sólo habían seguido un tratamiento con medicamentos.
Claro, me imagino que en un día frío, o luego de una jornada agotadora, es más fácil quedarse en el sillón, “relajándonos” con un café, mirando una serie o leyendo un libro, lo cual no está para nada mal, el caso es, que elijas hacer SIEMPRE eso. Para aquellos que necesitan cambiar de una vez por todas la energía del día, y un café, una cerveza, un sillón, no devuelve nada positivo, ejercitar es el mejor antídoto. Aunque en un principio cueste juntar coraje para salir a caminar, correr, andar en bicicleta durante una mañana helada, o una tarde de mucho calor, o una noche, luego de resolver todos los problemas de un día agotador, si finalmente te animas a hacerlo, la sensación al regresar a tu casa, va a ser fantástica. Te sientes más fuerte, más vivo, más sano, más poderoso, porque has logrado hacer algo que no habías pensado que ibas a poder hacer. Es un paso más de superación personal. Inténtalo, es parte de este hermoso trabajo diario de ser más feliz.

6 - Practica la gratitud
Parece tonto, pero es fundamental agradecer tener todas mis extremidades: dos piernas, dos brazos, dos orejas, eso no es una extremidad pero me siguen con la idea, y cuando lo hago, automáticamente siento un alivio y felicidad de que cada cosa está en su lugar y que si quiero puedo salir a correr y ser libre por una hora. Puedo ver, puedo oler, puedo escuchar, puedo degustar los sabores del mundo, puedo sentir la textura de las cosas. Y eso realmente no tiene precio. ¿O no les ha sucedido de golpearse una pierna o quemarse un dedo, y que toda la rutina del día se vuelva un infierno?
Hay estudios que confirman el gran impacto que tiene la gratitud en nuestro bienestar emocional. Por parte de Journal of Happiness Studies, se examinaron los efectos de escribir cartas de agradecimiento en un estudio que involucró 219 personas, el cual consistía en que los participantes debían escribir una carta de agradecimiento por semana (3 semanas). Los resultados sugieren que la focalización consciente de todo aquello que se tiene para agradecer genera un impacto beneficioso a nivel emocional e interpersonal, incrementando los niveles de satisfacción y disminuyendo los síntomas depresivos.
Por eso, no dejes de agradecer. Anota en un papel al menos 4 cosas lindas que te sucedieron en el día. ¿Qué fue lo que salió bien a pesar de todo? Nadie te retó en el trabajo, tu hijo se sacó un diez, bajaste 2 kg, se cerró un contrato exitosamente, tuviste un reencuentro inesperado con un amigo de años, hiciste el amor....
Todo esto te llevará a tener más consciencia de la suerte que tienes, y te ayudará a empezar el siguiente día con más energía, y con mejor predisposición para enfrentar las obligaciones diarias de la vida.

7 - Acompaña y ayuda a otras personas
Muchas veces estamos tan abocados en nuestras tareas, negocios, preocupaciones, que pareciera que las horas del día no alcanzan para nada, pero se ha demostrado que cuando dedicamos un par de horas a otras personas, la percepción de nuestro tiempo parece ser mayor. Según Cassie Mogilner, un investigador de Wharton School, llegó a la conclusión de que “cediendo algunas horas de nuestro día a otras personas,  genera la sensación, al final de la jornada, de que el tiempo fue mucho más abundante, inclusive mucho más que si hiciéramos algo para nosotros mismos durante nuestro tiempo libre”
Ya sea ingresar a un voluntariado, ser mentor de alguien, ayudar a un compañero, o ser por un momento confidente de un amigo que necesita de un oído, expande tu sentido del tiempo y resulta en una gran satisfacción.
No obstante, más allá del tiempo o del dinero, lo importante es el efecto que generan estas actitudes en los otros. Un simple gesto puede hacer sentir a alguien que vale la pena, que no está solo, y damos esperanza, aún sin saberlo.

Conclusión:
No esperes las condiciones perfectas para empezar a trabajar en la felicidad. Eso no existe. La felicidad es una decisión de todos los días, y es necesario dejar de buscar la felicidad, y empezar a vivirla. Para eso, focalízate en el ahora, en el presente. Toma conciencia de todo lo que tienes, sientes, y vives HOY. El mañana, no lo conocemos, el pasado ya no está, quizás tienes todo para ser feliz, y no te das cuenta.

Disfruta cada bocado de comida, cada respiro profundo que puedes hacer, cada mañana que puedes apreciar el sol. Si estas triste, cansado, frustrado, ansioso, te aseguro que estar en el sillón pensando en esas cosas que te hacen mal, no va a generar un cambio en ti. Salí a caminar, a correr, a andar en bicicleta, supera la comodidad del momento, y anímate a sentirte mejor. Busca gente que te lleve más lejos como persona, que te desafíe, que te permita avanzar en la vida, en todos los aspectos. Sé generoso con tu tiempo, con tu espacio, con un gesto. No sabes lo que un simple acto, puede generar en el otro.

Digestión de Uróboros


La gente dice que eres sólo lo que comes.
The Police

¿Cómo   (Como.)

¿Cómo le   (Cómole.)

¿Cómo le parece  (Como. ¿Le parece?)

¿Cómo le parece que   (Como. -¿Le parece? -¿Qué?)

¿Cómo le parece que tiene   (Cómole. Párese.- ¿Qué tiene?)

¿Cómo le parece que tiene más   (Como. -¿Le parece que tiene más?)

¿Cómo le parece que tiene más sentido   (Como. ¿Le parece qué? Tiene más sentido.)

¿Cómo le parece que tiene más sentido esta   (¿Cómo? ¿Le parece que tiene más sentido? ¿Ésta?)

¿Cómo le parece que tiene más sentido esta    (Cómole. Parece que tiene más sentido esta       
frase…)

¿Cómo le parece que tiene más sentido esta frase sin   (¿Cómo? ¿Le parece? ¿Qué tiene más sentido? ¿Esta frase? Sin…)

¿Cómo le parece que tiene más sentido esta frase sin sentido?

Matt A. Hari

Algo muy grave va a suceder en este pueblo.







Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de 17 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde:
- No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo.

Ellos se ríen de la madre. Dicen que esos son presentimientos de vieja, cosas que pasan. El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el otro jugador le dice:
- Te apuesto un peso a que no la haces.

Todos se ríen. Él se ríe. Tira la carambola y no la hace. Paga su peso y todos le preguntan qué pasó, si era una carambola sencilla. Contesta:
 -Es cierto, pero me ha quedado la preocupación de una cosa que me dijo mi madre esta mañana sobre algo grave que va a suceder a este pueblo.

Todos se ríen de él, y el que se ha ganado su peso regresa a su casa, donde está con su mamá o una nieta o en fin, cualquier pariente. Feliz con su peso, dice:
-Le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla porque es un tonto.
-¿Y por qué es un tonto?
-Hombre, porque no pudo hacer una carambola sencillísima estorbado con la idea de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo.

Entonces le dice su madre:
- No te burles de los presentimientos de los viejos porque a veces salen.

La pariente lo oye y va a comprar carne. Ella le dice al carnicero:
- Véndame una libra de carne, y en el momento que se la están cortando, agrega: - Mejor véndame dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado.

El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar una libra de carne, le dice:
- Lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando y comprando cosas.

Entonces la vieja responde:
- Tengo varios hijos. Mire, mejor deme cuatro libras.

Se lleva las cuatro libras; y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor. Llega el momento en que todo el mundo, en el pueblo, está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto, a las dos de la tarde, hace calor como siempre. Alguien dice:
- ¿Se ha dado cuenta del calor que está haciendo?
- ¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor!
(Tanto calor que es pueblo donde los músicos tenían instrumentos remendados con brea y tocaban siempre a la sombra porque si tocaban al sol se les caían a pedazos.)
- Sin embargo -dice uno-, a esta hora nunca ha hecho tanto calor.
- Pero a las dos de la tarde es cuando hay más calor.
- Sí, pero no tanto calor como ahora.

Al pueblo desierto, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz:
- Hay un pajarito en la plaza.

Y viene todo el mundo, espantado, a ver el pajarito.
- Pero señores, siempre ha habido pajaritos que bajan.
- Sí, pero nunca a esta hora.

Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo, que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo.

- Yo sí soy muy macho -grita uno-. Yo me voy.

Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde está el pobre pueblo viéndolo. Hasta el momento en que dicen:
- Si este se atreve, pues nosotros también nos vamos.

Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo.
Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice:
- Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa -y entonces la incendia y otros incendian también sus casas.

Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, clamando:
- Yo dije que algo muy grave iba a pasar, y me dijeron que estaba loca...


(Para el Gabo, donde quiera que esté)

Los Andes “Obras cumbres” o la quimera hecha canción.

Todo amante de la música sabe con certeza lo difícil que es escribir una buena canción. Y cuando me refiero a ello no solo hablo de pe...