Inevitable



El dolor es inevitable, el sufrimiento opcional.
Buda Gautama

Hay dos maneras seguras de llegar al desastre:
Una, pedir  lo imposible; otra, retrasar lo inevitable.
Francisco Cambó

Puedo sentirla. Está fría y desconocida, pero a la vez ardiente y prepotente. No la oí entrar, pero supongo que no pidió permiso. Su figura está aferrada a mí como una mordaza: me inmoviliza y me desespera. Sé que no tengo mucho tiempo, ella es de ésas que no les gusta esperar. Quiero gritar y no puedo. Quiero vivir más tiempo junto a ella, pero al hacerlo siento que muero. Está impávida, inmóvil, amenazante. En su cuerpo está la agonía y el dolor, pero no sé si me importa. Es insignificante y pequeña, pero posee una fuerza y determinación abrumadora. De seguro no escuchará mis ruegos ni mis intentos por desafiarla. Su cuerpo ya está dentro mío y no hay forma de retroceder el tiempo.
Nuestras humanidades se tocaron y, casi sin quererlo, yo heredé la peor parte. Me resulta familiar su rostro, como si el destino nos hubiera reunido de antemano. No es la incertidumbre de un deja vú, es una certeza que me domina completamente.
Me pregunto cuánto más podré seguir inmerso en este ensueño, mitad confuso mitad preciso, pero no por eso menos verídico. Por más que lo intente, no puedo sacarla de mi cabeza. Es inevitable.
Su presencia me infunde temor, dolor, nervios, angustia; pero a la vez me conforta, me tranquiliza y me da esperanza. Sin proponérselo, inyecta un crisol de imágenes en mi cabeza: mi infancia, mi adolescencia y mi adultez se fusionan con recuerdos confusos y desordenados. Sucesos cronológicos de mi vida se pelean por aparecer primero haciendo caso omiso a mi voluntad. Mi cuerpo se entumece al pensar en ella. Siento que desfallezco segundo a segundo.
Finalmente, puedo ordenar mis sensaciones. Incluso mis recuerdos. Unos instantes atrás parecía una tarea imposible pero lo único que necesitaba era tiempo. Tiempo para comprender cómo ella llegó hasta mí; tiempo para medir cuánto daño me había dejado ella a su paso. Tiempo y nada más que tiempo.
Después de todo, no se trata más que de la bala que apagará mis días.


Matt A. Hari

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los Andes “Obras cumbres” o la quimera hecha canción.

Todo amante de la música sabe con certeza lo difícil que es escribir una buena canción. Y cuando me refiero a ello no solo hablo de pe...