No es noble la rebelión por si misma, sino por lo que exige,
Albert Camus
A finales de 1992, el grupo Rage Against
the Machine (liderado por Tom Morello y Zack de la Rocha) lanzó su álbum debut autotitulado.
Posiblemente sea uno de los discos más influyentes en la década de los 90, como
se vio reflejado en los trabajos posteriores de bandas como Korn, Deftones y
Limp Bizkit, por nombrar solamente algunos grupos. La agrupación siempre se
posicionó como uno de los exponentes más reivindicativos de los derechos de los
oprimidos y jamás han ocultado sus preferencias políticas ni su lucha contra
las injusticias. Concordante a su propuesta de alto impacto, la tapa de su
opera prima debía estar a la altura de las circunstancias.
La fotografía original, tomada el
11 de junio de 1963 por Malcolm Browne (posterior ganador del Pulitzer por esta
instantánea), corresponde al monje budista Thích Quảng Đức cometiendo suicidio
al quemarse vivo a modo de protesta por la persecución que sufrían los acólitos
de dicha doctrina en manos del gobierno de Ngô Đình Diệm, en lo que entonces se
conocía como Vietnam del Sur (República de Vietnam). Ngô Đình Diệm fue el
primer presidente de dicho país, quien profesaba tendencias anticomunistas y
católicas, por lo que a los miembros de ese credo les otorgaba innumerables
facilidades políticas, militares y sociales, las cuales eran negadas a la
mayoría de la población vietnamita, que practicaba el budismo. En aquella
época, la religión budista no estaba permitida en Vietnam del Sur, de hecho,
sus seguidores eran perseguidos y muchos monjes fueron asesinados. A modo de protesta,
Thích Quảng Đức se subió en un coche, un Austin Westminster azul, y se dirigió
a Saigón (actualmente Ho Chi Minh), la capital vietnamita. Colocó una almohada
en el suelo y se sentó en la ya conocida postura del loto. Otro monje sacó un
bidón de gasolina del coche y se la roció encima. Ante la sorpresa de la gente
que estaba viendo ese acto, Thích Quảng Đức encendió un fósforo y se prendió fuego.
Su cuerpo, una vez recuperado,
fue cremado, pero su corazón permaneció intacto y no se transformó en cenizas,
por lo que la comunidad budista lo consideró sagrado y fue puesto bajo el
cuidado del Banco Nacional de Vietnam. También el automóvil en el cual el monje
y sus acólitos llegaron a Saigón se conserva hoy en día en la pagoda 'Thien
Mu'.
La acción del monje tuvo repercusión de manera global: fueron
tantas las presiones en contra del gobierno survietnamita que el 16 de junio de
1963 se firmó un acuerdo a favor de los budistas y se cedió ante sus
peticiones. No obstante, no le fue otorgada mucha validez posteriormente.
La expresión “quemarse a lo bonzo”
proviene del acto arriba mencionado y por otras personas de su misma investidura,
ya que a los sacerdotes budistas se les conoce con esta denominación. Thích Quảng Đức no fue el primer ni el último
monje budista en poner fin a su vida de esta manera, pero debido a la cobertura
mediática que se le dio a su acción es que se hizo conocida en occidente y por
ello es que culturalmente fue tan impactante su muerte para el resto del
planeta.
Secuencia de la inmolación de Thích Quang Dúc (M. Browne) |
En palabras del periodista David
Halberstam:
“Iba a ver la escena de nuevo,
pero una vez fue suficiente. Las llamas venían de un ser humano; su cuerpo se
marchitaba y secaba lentamente, su cabeza se ennegrecía y carbonizaba. Sentía
en el aire el olor de la carne humana quemándose; los seres humanos se queman
sorprendentemente rápido. Detrás de mí pude escuchar los sollozos de los
vietnamitas que se reunían alrededor. Estaba demasiado horrorizado para llorar,
demasiado confundido para tomar notas o hacer preguntas, demasiado
desconcertado incluso para pensar (…) Mientras se quemaba nunca movió un
músculo, nunca pronunció un sonido, su compostura contrastaba con los lamentos
de las personas a su alrededor. Salió del vehículo y adopto la posición
tradicional del loto; los monjes que le acompañaban le ayudaron a rociarse con
gasolina y encendiendo una cerilla se prendió fuego muriendo en cuestión de
minutos. Mientras su cuerpo ardía, el monje se mantuvo completamente inmóvil.
No gritó, ni siquiera hizo un ruido”.
Así, se consideró sagrada la
carta que Thích Quảng Đức escribió antes de suicidarse:
“Antes de cerrar los ojos y
dirigirme hacia la figura de Buda, suplico respetuosamente al presidente Ngô
Đình Diệm que tenga compasión de los habitantes de la Nación y que desarrolle
una igualdad religiosa que mantenga la fuerza de la patria para siempre. Llamo
a los venerables, reverendos, miembros de la sangha y predicadores budistas
para que se organicen y hagan sacrificios con el objetivo de proteger el
budismo”.
MATT A.HARI
Buenisima notas amigos,saludos
ResponderEliminarComo siempre, gracias por leer, Mauro.
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