Sí, yo también me lo
pregunté muchas veces. Quizás te sucede como a mí que, la famosa “zona de
confort” ya no es suficiente, sino que más bien resulta una “incómoda
comodidad”. O quizás, sólo tenes esa sensación de que debe haber alguna manera
de que se sienta mejor la vida. Por eso, vamos con un listado de cosas que
pueden ayudar a ser un poco mejores cada día.
1
- Primero elige ser feliz, luego piensa
en cómo ser feliz.
Bonnie Ware trabajó en
cuidados paliativos acompañando a pacientes a quiénes les quedaban pocos meses
de vida. En este proceso logró concluir que el arrepentimiento que comúnmente
manifestaban esas personas era: “Ojalá hubiese tenido el valor de vivir una
vida propia, no la vida que otros esperaban de mi“.
La vida es una sola y
demasiado corta para que esperemos ingenuamente ese momento perfecto en el cual
creemos que la felicidad bajará de algún cielo e ingresará a nuestra vida en
forma de dinero, oportunidad, persona, etc., y que simplemente con abrazar ese
instante, juntaremos la fuerza para empezar a ser felices. No es así. La
felicidad es un viaje mucho más largo que ese, más profundo, y más
reconfortante por cierto. Es una decisión diaria ser feliz, y cómo cualquier
otro hábito, requiere un compromiso constante para internalizarlo. Entonces,
ten primero la INTENCIÓN, la predisposición para salir de tu zona de confort,
para dejar viejas costumbres y pensamientos atrás, y ahora mismo empieza a
realizar simples modificaciones, que irán aportando esa sensación de bienestar
y plenitud, que te permitirán ser más feliz.
Es decir: deja de buscar la
felicidad, y empezar a vivir la felicidad.
Un estudio realizado por
June Gruber (psicóloga de Yale) sugiere que buscar constantemente cómo ser
feliz puede generar angustia. Esto sucede cuando quienes la buscan, lo hacen
pensando en que todo lo que se sugiere realizar para alcanzar la felicidad, DEBE
de hecho hacerlos felices, y no saben lidiar con la frustración, si los
resultados no aparecen en tiempo y forma. La verdad es que la felicidad no es
producto de hacer una cosa, sino de un cambio en el estilo de vida, y no
siempre se lo consigue por arte de magia.
Podes empezar ahora mismo
realizando simples cambios como: perdona, deja ir, relájate (no puedes
controlarlo todo), prioriza la paz y no siempre la razón (es mucho más
saludable), redefine tus valores, sonríe un poco más, di gracias, no te presiones,
come despacio y disfruta cada bocado, etc.
2
- Cambia el paradigma: el éxito no te hace ser más feliz.
Esto nos afecta a todos,
porque es un paradigma que aún sigue instalado en la sociedad. La presión
cultural y social al respecto, nos ha llevado a creer que un título, un rol,
una posición en una empresa, un cheque gigante a fin de mes, un proyecto que
funciona, es lo que nos da la felicidad. Pero: ¿qué seríamos nosotros entonces,
si todo eso desaparece? En realidad, no está mal ni el cheque, ni la posición,
ni el proyecto, lo que está errado es condicionar nuestra vida, y nuestra
“felicidad” a eso, porque son cuestiones demasiado efímeras para que funcionen
como único sostén de nuestra vida. Por eso, el camino hacia el éxito es
completamente el inverso al que creemos, e inclusive se puede obtener mucho,
pero mucho más de lo que imaginamos, si lo recorremos de esta manera.
Quién hace cosas para todos
los días poder estar en paz, en plenitud y vivir momentos de felicidad, puede
triunfar en el resto de los desafíos de la vida: en las relaciones, en el
trabajo, en la familia, etc. Según un estudio realizado por Sonja Lyubomirsky,
Ph.D., de la Universidad de California, cuando las personas se sienten felices
tienden a ser optimistas, energéticos y a tener confianza en uno mismo, lo cual
conlleva a que el resto encuentre a estas personas más agradables, sociables y
confiables. Estos aspectos amplían las oportunidades para concretar un negocio,
para cumplir objetivos exitosamente, crear o desarrollar nuevas cosas,
inclusive para conocer a una pareja, hacer más amigos, etc.
Entonces para ser más feliz,
intenta dejar esa ciega ambición, ya que el cheque llegará, el auto, y el
status, también llegará, si primero encuentras la pasión, la plenitud en lo que
eres y haces.
3
- Rodéate de gente positiva y feliz
La felicidad es como una
linda enfermedad o virus que se propaga a nuestro alrededor. Estar con gente
positiva, agradecida, entusiasta, nos contagia bienestar, y nos transmiten esa
energía especial, que permite que el día rodeados de ellos, sea más placentero,
reconfortante, e inclusive más productivo.
Un estudio realizado por BMJ
Group concluye que la felicidad de la gente depende en gran medida de la
felicidad de las personas con quién se conecta, pudiendo ser inclusive un
fenómeno colectivo.
Por eso, es necesario saber
elegir quiénes estarán a nuestro lado, ya que la influencia tanto positiva como
negativa, es muy grande. ¿Acaso no resulta agotador estar cerca de personas que
lo único que hacen es quejarse, o que cualquier cosa los pone tristes, o que
sienten insatisfacción con su vida, transfiriendo esa frustración con actitudes
poco pacientes, poco amables y egoístas? Estas personas, lamentablemente, no
hacen más que tirarnos hacia atrás, porque pareciera que, para ellas nada es
perfecto, ni demasiado bueno, ni demasiado lindo, ni demasiado justo, ni
demasiado prometedor, ni demasiado seguro, etc.
Ya sea hacer un viaje,
empezar un proyecto, iniciar una relación, armar una fiesta, o elegir un
restaurant para ir a cenar, todo se vuelve demasiado complicado y el día
pareciera estar lleno de trabas. Estas cosas no nos ayudan a crecer, a avanzar,
en síntesis, no aporta en nada en la vida de alguien que busca como ser feliz.
El agua que no fluye libremente, al estancarse se pone fea, así también sucede
con la energía que nos rodea, con las situaciones que se nos presentan.
Tampoco sirve estar con
personas negadoras de la realidad, de los problemas, de las piedras que todo
camino tiene, ya que la vida está llena de cosas buenas y malas, pero lo
importante es cómo nos enfrentamos a esas circunstancias. Las personas
positivas y optimistas, no niegan los problemas, ni una realidad poco
placentera, sino que tienen la suficiente seguridad personal, amor propio, para
saber que pueden cambiar el curso de las cosas, y transformar un momento
triste, doloroso, o un fracaso, en una experiencia que nos hará más sabios, o
fuertes para seguir avanzando.
4
- Vive el ahora
Un estudio publicado indica
que las personas pasan divagando un 47% de su tiempo, lo cual implica una
constante ausencia del presente, de las decisiones que tomamos, de los momentos
memorables… y luego nos preguntamos ¿cómo fue que llegó navidad tan rápido?
¿Cómo fue que todo esto sucedió este año?
Uno de los factores más
relevantes para la felicidad es estar enfocado en el hoy, abrazar el momento
presente, tener conciencia de lo que nos rodea, y de cada sensación que vamos
atravesando ahora, ya, en este instante. El pasado no está, ya no cuentas con
el ayer, menos aún con el futuro. Lo que tenemos es el presente, y es lo que
debemos aprender a vivir. Si uno piensa esto dos o tres veces, suena hasta de
poco sentido común querer experimentar o vivir algo que ya no está, o inclusive
fantasear o preocuparse por cosas que ni siquiera aún han ocurrido, pero es así
como, aparentemente, se nos pasa la vida. Por eso la nostalgia pesa tanto, por
eso tantos arrepentimientos, tantos miedos sin sentido…
¿Por qué seremos tan
insensatos y nos privamos del hoy?
Hoy tienes salud, ahora estas
tomando un café caliente, riquísimo, ahora estas abrigado, ahora el sol da en
tu cara y puedes respirar, ahora tienes una pareja que te acompaña, una amiga
que te llama, un jefe que te alienta, hoy es hoy. ¿Mañana tendremos esas cosas
aún? Y… no sabemos, pero con certeza, vivir pensando en el pasado, o
preocupados por el futuro, nos sacan de la vida que tenemos hoy, que es quizás
la vida que nos puede hacer feliz, pero con tanto ruido, no podemos darnos
cuenta.
5
- Realiza una actividad física.
Realizar alguna actividad
física en el día, cambia el día. Si estabas cansado, estarás con más energía,
si estabas preocupado, estarás menos tenso, si no te gustaba tu cuerpo, te
gustará más. Inclusive, si sufrías de insomnio, podrás relajarte y conseguir el
sueño, lo cual nos permite además tener mejor humor, estar más lúcidos y
focalizados.
Hacer ejercicios también
funciona de manera muy poderosa para calmar trastornos de ansiedad. Un estudio
realizado por Daniel Lenders, de la Universidad Estatal de Arizona, indica que
ejercitar funciona mejor que la relajación, que la meditación y música terapia,
para episodios de ansiedad.
Así mismo, se realizó un
estudio a través del cual se comprobó que aún sin perder peso, a las personas
que se le había asignado una rutina de ejercicios de 6×40 minutos, luego del
mismo tenían una mejor percepción de su cuerpo, en comparación con el grupo que
se le asignó una actividad de lectura.
Los beneficios de la
actividad física, trascienden todo lo relativos al cuerpo. Un estudio comprobó
que aquellas personas con trastornos depresivos, a quiénes se le había
suprimido todo tipo de droga y en su reemplazo realizaban distintas rutinas de
actividad física, mostraban altos índices de recuperación, y lo más importante,
bajos índices de recaída en comparación con aquellos que sólo habían seguido un
tratamiento con medicamentos.
Claro, me imagino que en un
día frío, o luego de una jornada agotadora, es más fácil quedarse en el sillón,
“relajándonos” con un café, mirando una serie o leyendo un libro, lo cual no
está para nada mal, el caso es, que elijas hacer SIEMPRE eso. Para aquellos que
necesitan cambiar de una vez por todas la energía del día, y un café, una
cerveza, un sillón, no devuelve nada positivo, ejercitar es el mejor antídoto.
Aunque en un principio cueste juntar coraje para salir a caminar, correr, andar
en bicicleta durante una mañana helada, o una tarde de mucho calor, o una
noche, luego de resolver todos los problemas de un día agotador, si finalmente
te animas a hacerlo, la sensación al regresar a tu casa, va a ser fantástica.
Te sientes más fuerte, más vivo, más sano, más poderoso, porque has logrado
hacer algo que no habías pensado que ibas a poder hacer. Es un paso más de
superación personal. Inténtalo, es parte de este hermoso trabajo diario de ser
más feliz.
6
- Practica la gratitud
Parece tonto, pero es
fundamental agradecer tener todas mis extremidades: dos piernas, dos brazos,
dos orejas, eso no es una extremidad pero me siguen con la idea, y cuando lo
hago, automáticamente siento un alivio y felicidad de que cada cosa está en su
lugar y que si quiero puedo salir a correr y ser libre por una hora. Puedo ver,
puedo oler, puedo escuchar, puedo degustar los sabores del mundo, puedo sentir
la textura de las cosas. Y eso realmente no tiene precio. ¿O no les ha sucedido
de golpearse una pierna o quemarse un dedo, y que toda la rutina del día se
vuelva un infierno?
Hay estudios que confirman
el gran impacto que tiene la gratitud en nuestro bienestar emocional. Por parte
de Journal of Happiness Studies, se examinaron los efectos de escribir cartas
de agradecimiento en un estudio que involucró 219 personas, el cual consistía
en que los participantes debían escribir una carta de agradecimiento por semana
(3 semanas). Los resultados sugieren que la focalización consciente de todo
aquello que se tiene para agradecer genera un impacto beneficioso a nivel
emocional e interpersonal, incrementando los niveles de satisfacción y
disminuyendo los síntomas depresivos.
Por eso, no dejes de
agradecer. Anota en un papel al menos 4 cosas lindas que te sucedieron en el
día. ¿Qué fue lo que salió bien a pesar de todo? Nadie te retó en el trabajo,
tu hijo se sacó un diez, bajaste 2 kg, se cerró un contrato exitosamente,
tuviste un reencuentro inesperado con un amigo de años, hiciste el amor....
Todo esto te llevará a tener
más consciencia de la suerte que tienes, y te ayudará a empezar el siguiente
día con más energía, y con mejor predisposición para enfrentar las obligaciones
diarias de la vida.
7
- Acompaña y ayuda a otras personas
Muchas veces estamos tan
abocados en nuestras tareas, negocios, preocupaciones, que pareciera que las
horas del día no alcanzan para nada, pero se ha demostrado que cuando dedicamos
un par de horas a otras personas, la percepción de nuestro tiempo parece ser
mayor. Según Cassie Mogilner, un investigador de Wharton School, llegó a la
conclusión de que “cediendo algunas horas de nuestro día a otras personas, genera la sensación, al final de la jornada,
de que el tiempo fue mucho más abundante, inclusive mucho más que si hiciéramos
algo para nosotros mismos durante nuestro tiempo libre”
Ya sea ingresar a un
voluntariado, ser mentor de alguien, ayudar a un compañero, o ser por un
momento confidente de un amigo que necesita de un oído, expande tu sentido del
tiempo y resulta en una gran satisfacción.
No obstante, más allá del
tiempo o del dinero, lo importante es el efecto que generan estas actitudes en
los otros. Un simple gesto puede hacer sentir a alguien que vale la pena, que
no está solo, y damos esperanza, aún sin saberlo.
Conclusión:
No esperes las condiciones
perfectas para empezar a trabajar en la felicidad. Eso no existe. La felicidad
es una decisión de todos los días, y es necesario dejar de buscar la felicidad,
y empezar a vivirla. Para eso, focalízate en el ahora, en el presente. Toma
conciencia de todo lo que tienes, sientes, y vives HOY. El mañana, no lo
conocemos, el pasado ya no está, quizás tienes todo para ser feliz, y no te das
cuenta.
Disfruta cada bocado de comida, cada respiro profundo que
puedes hacer, cada mañana que puedes apreciar el sol. Si estas triste, cansado,
frustrado, ansioso, te aseguro que estar en el sillón pensando en esas cosas
que te hacen mal, no va a generar un cambio en ti. Salí a caminar, a correr, a
andar en bicicleta, supera la comodidad del momento, y anímate a sentirte
mejor. Busca gente que te lleve más lejos como persona, que te desafíe, que te
permita avanzar en la vida, en todos los aspectos. Sé generoso con tu tiempo,
con tu espacio, con un gesto. No sabes lo que un simple acto, puede generar en
el otro.
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