Imágenes gentileza de Sebastián Michía (https://www.facebook.com/SebasMichiaFotografia/)
Hay shows
que calan hondo en la vida de los espectadores. Sea por fanatismo, sea por
nostalgia o simplemente por esa mezcla entre curiosidad y fortuna que alinea
los planetas a nuestro favor.
Enterarse
hace un tiempo de la visita de The Muffs a Argentina dejó a más de uno con la
boca abierta, en especial a aquellos románticos que atesoraban su música como
una posesión preciada. Ahora pensemos por un momento: ¿acaso no hemos tenido
todos una banda fetiche que sentíamos nos pertenecía y nos regodeábamos con
ello en silencio?
El show de
los californianos representó en cierta forma eso: muchas personas compartiendo
con otras a su banda fetiche, incrédulos por estar viéndolos tocar en vivo y al
mismo tiempo con recelo por no haber sido el único con el placer de conocerlos.
Pelea de Gallos: Impecables. (Imagen: Matías Sosa) |
El tentempié
de la velada corrió por cuenta de Autopista, quienes sonaban de fondo mientras
intentábamos ingresar al reducto de Palermo viejo. Continuaron los Pelea de
Gallos, quienes brindaron un show impresionante, sonando ajustados y haciendo
brillar sus pegadizas canciones con esa dosis justa entre Ramones y Stones (¿Ramstone?),
se despidieron muy aplaudidos como una clara señal que deben ser más constantes
con sus presentaciones en vivo. Bien por ellos.
Sin respiro
casi, los Mamushkas se adueñaron de las tablas para mostrar su particular blend de influencias que tan bien saben
amalgamar. Sonaron varios temas de su última producción “Mundo bomba”, más
excelentes versiones de «First time» de The Boys –con partes de la relectura
hecha por La Polla Records en “El avestruz”- y esa osadía maravillosa de versionar
«Wish you were here» de Pink Floyd con vientos en un puro crossover ska-punk.
Gran banda y gran show que dejó al público conforme y expectante para la
llegada del plato principal.
Mamushkas: Contundentes. (Imagen: Matías Sosa) |
Apenas
minutos después, The Muffs copó el escenario para hacer lo que mejor saben: canciones
pegadizas que repasan todo el abanico de emociones a través de la lente de Kim
Shattuck, su vocalista, que se encarga de adornarlas con gestos naifs, épicas
guitarreras, voces angelicales o gritos desgarradores, según el tema necesite. El
resto de la banda acompaña sólida, en especial el baterista Roy McDonald quien despliega
una potencia arrolladora y hace gala de un estilo similar al gran Keith Moon
con sus redobles histriónicos e infinidad de monerías. Con una puesta en escena austera pero con sonido impecable dejaron bien en claro que su potencial se magnifíca cuando se enfrentan a una audiencia.
Realmente
sorprendidos ante la convocatoria y las muestras de cariño del público
argentino, se despacharon con una veintena de canciones, poniendo énfasis en
quizá su disco más exitoso, el indispensable «Blonder and Blonder». Hubo así
grandes versiones de «Lucky guy», «”From your girl»; una trilogía imbatible con
“«Oh Nina»/«Agony»/« Sad tomorrow», la muy pedida «Outer space», algunas de su último
disco como «Weird boy next door» y hasta se dieron el tiempo para presentar dos
canciones nuevas próximas a editarse.
Kim Shattuck, a pleno. (Imagen: S. Michia) |
Al ser una
banda con hits para regalar, dejaron fuera de la lista de temas a gemas como
«Everywhere I go»,«Lying in a bed of roses» y su ya casi propia versión de
«Kids in America» de Kim Wilde. Tras un intervalo de pocos segundos, volvieron
para completar el bis con un show muy dinámico y entretenido que dejó a la
audiencia preguntándose cómo y cuándo esa banda indie/punk/pop/90´s/garage tan
inclasificable captó sus sentidos y nunca volvió a dejarlos.
The Muffs
pasó por Argentina y ratificó su poderío en vivo, con el agregado de mostrar
que todavía es posible divertirse arriba de un escenario y lograr empatía con
una audiencia ubicada en un lugar muy lejano de los bares de California donde
ocasionalmente se presentan. Si estuviste ahí, seguramente entenderás de qué
estamos hablando; y si no, quizá sea hora de que los escuches para entender el
motivo por el cual comenzarás a tararear sus canciones en cuestión de segundos.
M.S
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