Sesiones en vivo (IV), Hoy: La Ramonesmanía siglo XXI - Homenaje a The Ramones / @Vorterix 10-09-16

Los chicos se están enloqueciendo
The Ramones

La noche del sábado 10 de septiembre se veía venir como un encuentro esperado por muchos: todo aquél que alguna vez disfrutó con los famosos 3 acordes ramoneros, prometía estar en el antro de Avenida Lacroze y Álvarez Thomas. Allí, en el Vorterix, iba a llevarse a cabo el evento postergado hace un mes por cuestiones burocráticas, y la expectativa no hizo más que agrandarse con el paso de los días. Este Homenaje a The Ramones fue la excusa perfecta para volver a encontrarse con viejos amigos, y a disfrutar como se disfrutaba en los 90s. Y de eso se trataba precisamente, de rememorar la mítica noche en la que los Fast Four dejaron de ser un grupo de rock y pasaron a convertirse en leyenda. La idea era clara: 4 bandas tocando el mismo set list de la noche de la despedida de The Ramones (y alguna otra cosita, según adelantaban off the record).
Así las cosas, los primeros en subir a las tablas (cuando aún el recinto no estaba lleno y previa proyección de un “documental” que no pudo apreciarse ya que la batería tapaba la pantalla) fueron los tandilenses The Nylons. Estos muchachos oriundos de la ciudad de los salamines más lindos y las chicas más ricas, son quizá una de las mejores bandas tributos a Ramones que se hayan visto por estas pampas. Les tocó en suerte abrir la velada con el ya mítico arranque de clásicos: Durango 95-Teenage Lobotomy-Psychotherapy-Blitzkrieg Bop, cosa que no los benefició ya que los Nylons se lucen más con aquellas canciones que no suelen ser tan conocidas (es normal encontrar en su set, cosas bizarras como “Apeman Hop” o “Freak of Nature”). Los de Tandil dieron lo mejor de sí a pesar de un volumen tal vez un poco bajo y la falta de comunicación con el aún escaso público. Un voto de confianza para esta gran banda, que se merecía brillar de otra manera.    
Luego fue el turno de los siempre festivos Ramonos, una de las bandas más particulares si de homenajes hablamos, ya que si bien su set no es muy distinto al de otras bandas tributo, el hecho de que se vistan como monos llama poderosamente la atención (ni hablar del logo con el “Hey Ho Mono” en lugar del característico “Hey Ho Let’s Go”). El team comandado por Alejandro Rojas Gauna (bajista histórico de Bien Desocupados) arremetió con inoxidables como Sheena is a punk rocker, Rockaway beach y Pet sematary. Para The Crusher, invitaron a varias chicas del público a que engalanaran el micrófono con sus voces, lo que terminó en un delirio total. Luego de eso, se desviaron del set list obligatorio e hicieron la inmortal Poison heart y repitieron Blitzkrieg bop, para delirio de la concurrencia. Un set que dejó a todos bien predispuestos para lo que vendría después (que se daba por descontado que sería lo mejor de la noche)
Los Ramonos: Hey Ho, Mono!

La sorpresa de la noche resultó ser la inclusión de los longevos Doble Fuerza (aunque quizá deberíamos decir Hugo y amigos, ya que poco queda de las últimas formaciones de la banda). Y como amigos son los amigos, hubo un invitado especial que se lució en las 6 cuerdas: nada menos que El Tucán Barauskas, guitarrista de Violadores y Pilsen, quién ofició de refuerzo estrella del combo bonaerense. A la cuenta de cuatro, explotaron con Censorshit, aquél temazo con el que Ramones abría Mondo Bizarro. Pero si esa apertura fue genial, ¿qué decir cuando los de Quilmes arremetieron con Chasing the night y Howling at the moon? Eso fue demasiado, dos perlas de la mejor cosecha Too Tough To Die. Ovación para los punk rockeros del sur, y a esperar a otros ramoneros del conurbano.
Expulsados abrió su set con el himno de New York titulado 53rd & 3rd y cerraron con We’re a happy family, con lo que sería la lista del último show de Ramones. Pero faltaba la cereza del postre: ¿quién se imaginaba escuchar Slug? Impresionante B-Side de fines de los 70s, recreada por los de Banfield para delirio de los pocos que conocían esa gema. Lo que siguió fue una verdadera catarata de rarezas: 7-11, Life’s a Gas, I wanna live, Animal boy y se guardaron el as bajo la manga para el cierre. Un teclado al costado del escenario indicaba que algo no común iba a sonar, y de los parlantes brotó una de esas que no fallan: Something to believe in, aquél de la parodia a las estrellas que se juntaban por caridad. De más está decir que el público explotó de emoción, y la versión fue completamente emotiva con todo el mundo con los brazos en alto cantando aquello de “I’m looking for, something to believe in…”. 
Fin de fiesta para una noche que tuvo la particularidad de ser no como el Durango de Alex Delarge pero sí como el Delorean de Marty McFly: este volver al futuro nos recordó que hubo un hermoso pasado en el cual Argentina fue presa de una patología llamada Ramonesmanía. Que se repita!

RODRO MALAMORTE 

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