(FOTOS: CASA RINCÓN)
Con noche de luna llena y en medio de un viaje
relámpago nos dimos cita para presenciar el show de uno de los secretos mejor
guardados de la escena de rock pesado argentina.
Con puntualidad inglesa y en horario matinée (una
excepción que debería volverse norma) la velada dio inicio alrededor de las 21
hs con la gente de Demonosis, un quinteto con variadas influencias, las cuales
combinan con mucha soltura. Recordando por momentos a los norteamericanos Neurosis, dejaron tras de sí un puñado de temas largos, atmósferas en cantidad y unos cuantos
riffs de precisión quirúrgica que prepararon a la gente lista para degustar el
plato principal de la noche.
Demonosis |
Minutos después, Mil Tormentas tomó lugar sobre las
tablas para agitar las cabezas de los presentes al ritmo de su particular mixtura de
estilos. Dosis de stoner y de metal, tintes Sabbathianos y carisma por doquier
son la pilares de su arte. La música del grupo fluye como un mantra y prepara
el terreno para que la voz de Max Jones proyecte imágenes apocalípticas y
postales de distopía a raudales mientras que la guitarra de Germán Tomei dispara
riffs contundentes sin descanso. Un setlist con canciones de ayer y de hoy
(«Noches de Arabia», «Divide y vencerás»), más el agregado de dos temas nuevos (en
el que se destacó la demoledora «Licántropo») que dejaron entrever cuál es el
horizonte que la banda persigue para el futuro: cambios de ritmo continuos,
climas y texturas novedosas que amplían el espectro sonoro del grupo.
No es casual que la banda haya estado en el concurso
para representar a Argentina en el festival internacional Wacken Open Air, ya
que poseen lo necesario para ser referentes de la escena sludge nacional. Afortunadamente,
no se encasillan en un género determinado, lo cual diversifica la propuesta: pueden
resultar muy stoner para el metal y muy metal para el stoner, dependiendo lo
que solicite el trip de cada canción.
Pueden reencarnar a gusto y piacere en una versión cáustica de los Héroes del Silencio
o en una faceta rockera/desértica al mejor estilo Kyuss, con sólo un cambio de
ritmo.
Tras completar casi una hora de show, se despidieron a
toda máquina de la mano de «Mil Tormentas» y «Trueno Rugiente», un tema que con
su velocidad invita a enloquecerse por un rato y deja en claro lo bien que le
sienta a la banda este tipo de variantes.
Día tras día, la regla de oro se sigue cumpliendo a
rajatabla: fuera del circuito comercial, agazapados entre las sombras, se
encuentran las mejores bandas y la música más genuina que puedan encontrar.
Depende de ustedes salir a su búsqueda y conocer su poder.
Avisados quedan.
M.S
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