Binomios del arte (VII): Cuando Alice conoció a Dalí



A principios de abril de 1973, una mezcla de ideas se produjo en la ciudad de Nueva York. En el transcurso de dos semanas, el máximo exponente del «shock rock» Alice Cooper (nacido Vincent Damon Fournier) y el rey surrealista Salvador Dalí, comieron juntos, bebieron juntos y disfrutaron de la personalidad singular de cada uno. Este último hizo una sugerencia, una especie de epifanía, que fue algo del orden de «Me gustaría convertirte en una obra de arte. Su nombre será "Primer Cromo-Holograma Cilíndrico Retrato del Cerebro de Alice Cooper”». El surrealista le entregó a Cooper una escultura de su cerebro, esculpida en yeso (o algo), con un eclair de chocolate corriendo por el medio y un hervidero de hormigas arrastrándose por todas partes. El pintor dijo: «Esta es la versión de Dalí del cerebro de Alice Cooper», a lo que Cooper respondió: «Wow, nunca pensé que alguna vez conseguiría esto.» Y así fue cómo el primer holograma 3-D fue forjado.
La obra de arte cuenta con Cooper, y su cerebro cubierto de hormigas, mordiendo la cabeza de la Venus De Milo, junto a una ornamenta de diamantes con un valor aproximado de dos millones de dólares.
En la actualidad el Holograma se encuentra exhibido en el museo Dalí de España. 
Dalí-Fournier, Fournier-Dalí: dos emblemas que hicieron de la provocación un arte y del arte una forma de vida. Demasiada energía para un encuentro, que no podría haber ocurrido en otra década más que en los convulsionados 70´s.

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