Cada día es una vida.
Horacio
NOVELA
El ritmo frenético de la pluma y el susurro de las
letras sobre el papel le dieron la certeza de que lo escrito tenía un
sentido. Las ideas brotaban lúcidas y sin respiro. Supo, al detenerse, que ese
capítulo estaba terminado.
Lo único que se escuchó después fue el disparo que
apagó su vida.
ACCIÓN Y REACCIÓN
El aire se cortaba con un cuchillo y el silencio se
apoderó de la situación. Se escrutaron tensamente intentando leer el próximo movimiento y
la ansiedad se multiplicaba con cada segundo que pasaba. Acto seguido, se
besaron.
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