Sesiones en vivo (XIV), Hoy: Honest John Plain en el Salón Pueyrredón (Argentina) / 13-05-2017

(Foto: LOBO)
¿Cuántas veces en la vida uno tiene la chance de estar parado frente a una leyenda de la música que uno mamó desde chico? ¿Cuántas veces en la vida tenemos la suerte de ver a uno de los que empezó con todo este asunto del punk y nada menos que en el antro más lindo de la ciudad?
Ver al viejo y querido Honest John Plain en el Salón Pueyrredón se asemejó a una especie de fiesta en la cual el agasajado nos rendía homenaje a nosotros, haciendo un repaso de su carrera junto a The Boys, perlitas de su discografía solista y hasta gemas de The Crybabys (otro de sus tantos proyectos). Tener al frontman de “los Beatles del punk” dando lo mejor de sí un sábado a la noche en el reducto de Avenida Santa Fe fue casi un lujo para la logia de los amantes del brit punk 77.
Con las entradas totalmente agotadas y con la capacidad del local a tope, hubo tiempo para disfrutar de un póker de bandas locales entre las que se destacó la impronta oi de Los Mareados, el añejo conjunto street punk de la zona sur, que con fuerza y solidez dejó una muy buena imagen entre los que habían ido temprano a esperar al gran John.
Luego de una breve espera amenizada por los DJ’s del Salón (poder escuchar cosas como Damned, Sham 69, The Jam, siempre es un placer), Mr Plain y The Pibes salieron a escena a demostrar cómo se toca en Argentina el más fino punk británico de los 70s. De la mano de músicos locales de larga trayectoria como Arnold (ex bajista de Tukera y actual Doble Fuerza), Alejo (ex Shaila, hoy aporreando los parches en Mamushkas) y el eterno Juan Paponetti (guitarra y voz de los tandilenses Katarro Vandáliko, y líder de Traje Desastre), la banda sonó afilada y melódica en partes iguales.    
(Foto: LOBO)
Para abrir la noche festiva, la elegida fue “Never listen to rumours” y uno podía sentirse en algún club de Londres disfrutando del power pop punk de Honest. Siguió otro de los clásicos de John, “Monotony”, y al rato “U.S.I.” de The Boys, el primer bombazo de esa larga noche. La genial “I hate my fucking job” dio paso a “Where have all the good girls gone” de los Crybabys, que demostró que el grupo no era improvisado ni mucho menos: la batería potente y llevando prolijamente el ritmo, el bajo era un relojito y una aplanadora cuando era necesario, y la guitarra destilaba un buen gusto envidiable. Nota aparte para Juan y su elegancia, “como salido del Rockpalast de los Stiff Little Fingers” se escuchó decir por ahí…
Promediando el set, una joyita de colección: “New guitar in town”, grabado por Plain y Pete Stride de The Lurkers cuando los 80s empezaban a asomar. Rescatada del olvido por los germanos Die Toten Hosen, hoy es casi un himno del punk rock. Desde el “Punk Rock Menopause” de The Boys, saltó “Punk Rock Girl”, ya un clásico para todos los amantes de este estilo. Para no perder el hilo, desde el infierno mismo soltaron “Kamikaze”, también de la vieja banda de Plain, que sonó perfecta a pesar de la ausencia del saxo que lleva la melodía.
Hubo tiempo para sacar del ropero el “That’s not love” que Honest grabó con amigos allá por 1996, pero la cosa no podía parar y el Salón ya estaba en llamas: ¿qué banda puede darse el lujo de cerrar con una seguidilla de temas como “I don’t care”, “Terminal love” (claro que sí, todos gritando lo de “Knocking on heaven’s door”), “Sick on you” y la bellísima “Brickfield Nights”? Aplausos a granel y la frutilla del postre: nada menos que “T.C.P.” con su implícito homenaje a Ramones (y el punteo coreado por todos) y la inmortal “First Time”, que desató un pogo de considerables proporciones y que dejó un regadero de felicidad en las caras de todos los presentes. 
Desde arriba del escenario llegaron los saludos finales, la promesa de un pronto retorno de Honest junto a los Boys, y la certeza de que no siempre los jóvenes son los que destilan magia. El honesto Plain sabe por lobo, pero en este caso más sabe por viejo.


R.C.   

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