La ignorancia es una bendición (III)


En la mayoría de los casos la ignorancia es algo superable. No sabemos porque no queremos saber.
Aldous Huxley

Normalmente, aceptamos la realidad como se nos presenta, ya sea en forma beneficiosa o amenazante. En muchas ocasiones no nos percatamos de nuestra capacidad como agentes de cambio ni como “diagramadores” de nuestras vidas. El percibir esto de forma conciente nos ubica, inevitablemente, ante una responsabilidad trascendental: la de tomar decisiones que afecten el devenir propio y del entorno. Cuando surgen periodos confusos, agobiantes y desesperanzadores tendemos a afrontar la realidad en forma pasiva, es decir, no accionando directamente sobre ella, sino mas bien, recibiendo y analizando la información que nos llega de fuera y esperando, muchas veces, la resolución mágica a nuestros problemas. Este estado genera procesos de sugestión que provocan una influencia sobre la manera de pensar o de actuar, anulado la voluntad y llevándonos a obrar de una forma determinada.
Los desenlaces mágicos, lo sobrenatural, son áreas que desconocemos y, por lo tanto, nos provocan miedo. ¿Miedo ante qué? A lo desconocido, a aquello que no podemos manipular y aquello que escapa de la enseñanza formal y compartida. Una suerte de magia que ejerce ante los sentidos un efecto maravilloso e inexplicable, a la cual, sumada al hermetismo y a no estar gobernada por leyes naturales, categorizamos como “oculta”. Y es justo cuando llegamos a ese punto del “todo vale”.
¿Qué es el efecto Forer?
El efecto Forer, conocido también como el efecto Barnum, ocurre cuando una persona acepta como válida una aseveración acerca de sí misma, pues creen que proviene de una fuente confiable. En otras palabras, las personas son víctimas de la falacia de la validación personal, y aceptan como propias generalizaciones que pueden ser válidas para cualquier individuo.
El nombre de este efecto viene del psicólogo Bertram R. Forer, quien encontró que la mayoría de las personas aceptaban estas descripciones vagas como personales y acertadas, así que realizó un experimento en 1948, en el que entregó un grupo de afirmaciones a sus estudiantes como resultado de un test de personalidad y pidió que evaluaran sus resultados, afirmando si eran acertados. Lo que no sabían sus estudiantes es que todos tenían la misma hoja de resultados, que decía esto:

“Tienes necesidad de ser aceptado por los demás y buscas que te admiren, sin embargo, tiendes a ser muy crítico contigo mismo. Aunque tienes algunas debilidades de personalidad, generalmente logras compensarlas. Tienes una capacidad increíble que no has convertido en tu ventaja. Disciplinado y autocontrolado en el exterior, tiendes a preocuparte y ser inseguro en tu interior. A veces tienes grandes dudas sobre si has tomado la decisión correcta o si has hecho lo adecuado. Prefieres cierta cantidad de cambio y variedad y te sientes insatisfecho cuando te acorralan las restricciones y limitaciones. También te enorgulleces de ser un pensador independiente, no aceptas lo que digan los demás sin pruebas satisfactorias. Pero has descubierto que es poco sabio ser muy franco y revelarte a ti mismo ante los otros. A veces eres extrovertido, afable y sociable, mientras que en otras ocasiones eres introvertido y reservado. Algunas de tus expectativa pueden ser más bien irreales.”

Forer pidió que calificaran la exactitud de los resultados en una escala de 0 a 5, donde el 5 significaba que el alumno sentía que los resultados eran excelentes y acertados, mientras que un 4 expresaba que los resultados habían sido buenos. El promedio de la evaluación de la clase fue de 4,26; es decir que consideraron que el resultado realmente definía sus personalidades, aunque Forer había tomado estas aseveraciones de una columna de astrología de una revista cualquiera.
La ´pregunta obligada es ¿Cómo funciona el efecto Forer? Bien, en realidad casi todos somos vulnerables a él, aún más cuando está relacionado a pseudo-ciencias como la astrología, grafología, lectura de auras y un largo etcétera. Una de las razones es que normalmente no hay nada en lo que puedas estar en desacuerdo con las afirmaciones, pues la mayoría te presentan dos opciones: “eres X, pero a veces eres Y”. Esto es lo suficientemente vago como para ajustarse prácticamente a cualquier ser humano. Si se le dice a alguien: “eres inteligente, pero a veces haces tonterías”, cualquier persona del mundo podría aceptar ese análisis como válido.
Otra de las razones por las cuales las personas pueden caer en el efecto Barnum es que éste resulta aún más potente cuando hace predicciones a futuro, pues ofrece un sentido de reafirmación y control de lo desconocido. A los seres humanos nos encanta la idea de control, así que estas predicciones nos ofrecen una ventana a lo que no podemos controlar, aún sin importar que esta ventana no sea muy transparente ni certera; pero por un breve espacio de tiempo sentimos que podemos saber lo que va a ocurrir y, por ende, evitarlo o cambiarlo.
Del mismo modo, el efecto Forer suele estar relacionado con el sesgo cognitivo de confirmación, y en parte debe su éxito a ello. El sesgo de confirmación ocurre, por ejemplo, al leer una predicción astrológica que confirma tus propias creencias. Por ejemplo, si nos estamos sintiendo un poco tristes o desanimados y el horóscopo dice que “vienen momentos complicados de los que saldrás airoso”, está confirmando lo que estas sintiendo y  te da la razón, ¿hay, acaso,  algo mejor que sentir que tenemos la razón?
Por divertido que parezca, el efecto Forer puede afectar la vida de las personas, que no sólo invertirán sumas astronómicas para que les saquen la carta astral, les lean la palma de la mano o la borra del café; sino que además pueden tomar decisiones importantes basados en el sesgo cognitivo que, lamentablemente, no suele ser un consejo sólido.
Las infinidades de técnicas que usan aquellas personas encargadas de realizar predicciones o técnicas de “mancia” -del griego: Adivinación- se llaman, genéricamente, "lecturas en frío".
Primero, en la lectura en frío, se aprovecha la inclinación que tenemos los seres humanos de extraer de una situación un significado mayor que el que tiene. Es decir, la persona intentará darle sentido a lo que se le diga. Segundo, el manipulador también aprovecha que la mayoría de nosotros tenemos tendencias egocéntricas y tendemos a vernos de una forma un tanto indulgente, con poca capacidad de autocrítica. Tercero, el manipulador usa también en su beneficio el hecho de que sus víctimas se acordarán más intensamente de sus "aciertos" que de sus errores. Cuarto, el manipulador ofrece generalidades aplicables a todos los seres humanos. Todos compartimos una enorme cantidad de características, todos sufrimos ante los problemas, todos tenemos proyectos no realizados, todos queremos amar y ser amados, todos tenemos profundas frustraciones.
Si este tipo de lectura en frío se realiza, además, en una "consulta" de un supuesto sanador, curandero, médico brujo, tarotista, astrólogo o cualquier otra actividad afín, la inocente persona que paga sentirá que esta ante un sujeto verdaderamente poderoso y no dudará en abandonar un tratamiento médico a cambio de placebos que pueden ocasionarle daños irreversibles.
Y esto no termina aquí, aun hay más. Están, también, las burdamente llamadas “señales corporales”. Es poco sabido, por el público en general que el iris se nos dilata cuando vemos algo que nos gusta y se contrae ante algo que nos disgusta, aún con las mismas condiciones de luz.  Esto lo redescubrieron y sistematizaron los neuropsicólogos en los años 70, al igual que lo referido al lenguaje corporal. Los buenos observadores de sus congéneres llevan milenios interpretando los sentimientos o emociones que hay detrás de ciertos actos, posturas, gestos, etc. La ciencia sólo ha confirmado los hechos y sistematizado su conocimiento.
Ahora bien, cabe preguntarse si existe alguna forma de quedar exentos de técnicas de manipulación, estadísticas, control mental, y coerciones varias. La respuesta es sí y no. No, porque, en ocasiones tendemos a desesperanzarnos y a razonar con nuestro juicio nublado, buscando salidas rápidas que nos provean un pequeño empujón para no angustiarnos. Por otro lado, sí podemos inmunizarnos y empoderarnos ante alguna manifestación de tipo mágica-fenoménica. ¿Cómo? Se dice por ahí que el conocimiento es poder, así que nada más al saber, leer, informarnos y compartir esa información puede prevenirnos de caer ante las trampas de las pseudo-ciencias y otras ilusiones.

MATT A. HARI



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