Nanocuentos (I)


He hecho esta carta más larga de lo usual porque no tengo tiempo para hacer una más corta.
Blaise Pascal.

Carpe diem

Nunca le tuve miedo a la muerte.
Cuando vi mi cuerpo desplomado con la mano sobre el pecho y una mueca de de dolor, me di cuenta lo equivocado que estaba.

Vacío

Despierto sintiendo el roce de su pelo contra mi espalda y el calor de su presencia en mi cama.
Irónico contraste con los barrotes de mi celda y del pabellón con sus luces mortecinas.


Hasta luego

Se acostaron, se besaron y se prometieron amor eterno. El cerró los ojos hasta la mañana siguiente; ella los cerró para siempre.

Figura

La imagen que me devuelve el espejo es parecida a mí, pero no igual. Al intentar tocar la superficie el reflejo sonríe burlonamente. Permanezco un largo rato viendo los rasgos que resarce la ventana de la habitación hasta que la voz de la enfermera me convoca para ingerir la última medicación del día.

M.S

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